La Negra arroja sus caudales
Es otra luna que cautiva, pero no se va
Son sus bombos en voz
La última esperanza
La señal perfecta
Arrojo mis puñales sin encontrar
Una orilla de Borges me hubiera despertado a tiempo
Pasan las manos entrelazadas
Esas que me arrojan la sonrisa al tren de los recuerdos
Pasan otras que ya sé bien son la careta que no encenderán otro fuego
Desde este pálido café de verano me arrojó a los desiertos de la pluma
Imagino, sí, que despertaré cuando despiertes tu sonrisa
Por el momento son vagas palabras
Ollas calientes son jazmín, ojos en celo
Aquel esperma que espera besar, ningún color
El último sorbo
Miro al final de la taza
Se dibuja el cuento continuo
Quizás tu mejor canción
Foto by Heber Aguilar
Poema by Diego TL
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